lunes, 8 de octubre de 2012

El engaño

Sofía se levanta por la mañana y abre las puertas de su ropero. Resuelta, recupera el aliento y se da cuenta de que sí compró los pañales del bebe la noche anterior. Observa sus siete pares de zapatos que convinan perfectamente con sus siete vestidos, a sus cortos veintidós años había acumulado tanta ropa como deudas en su tarjeta de crédito. Se sienta al borde de la cama y se percata que ya son las nueve de la mañana y Roberto, su esposo, ya debió haber salido a trabajar hace una hora. El bebe no llora, debe estar dormido.
Sofía se tiende de espaldas en todo el edredón blanco de su cama de dos plazas. Voltea la mirada hacia su celular. No había nada nuevo en él, ni una llamada, ni un mensaje.
Cerró los ojos y respiró fuerte, eso debía significar entonces que debe olvidar rápido y fuerte lo eventos sucedidos en el último mes. No significa nada, Sofía es una mujer fuerte, Sofía es una mujer de familia, Sofia es una mujer ya enamorada. ¿Se puede estar enamorada de dos personas a la vez?


Corrió rápidamente hacia su cartera y botó al tacho del baño la entrada al cine que había utilizado la noche anterior y se le pasó por la mente si  Roberto se habría comido verdaderamente el cuento sobre su amiga enferma y la visita urgente que ella tuvo que hacerle en el hospital aquella noche hasta la madrugada.

De todas maneras, ya nada sucedería. Ayer acordaron que si no la llamaba esta mañana, todo habría acabado.
Sofía se levanta de la cama, toma los pañales y se dirige a la puerta. De pronto el impertinente celular suena: un mensaje llega a sus manos. Sofía sonríe, deja el celular, va hacia el ropero y separa su mejor vestido. Ella saldría esta noche.


viernes, 5 de octubre de 2012

Llamadas

Hola, te busqué , tienes unas cuantas llamadas perdidas en tu celular de mi número y tienes un mensaje diciendo que me devuelvas mis zapatillas.
Espero que en algún momento reacciones y veas todo eso. En fin, quiero ir al cuarto y meterme entre las sábanas de cualquier persona que no seas tú.
Nada de esto me parece extraño. ¿No son así todas las personas? Actuando sin sentido, haciendo cosas porque así les parecen.
¿Qué ha pasado conmigo que ya no quiero que me toques?
En fin, cuando decidas llamarme de vuelta, empaqueta mi ropa y mis zapatillas que te estaré esperando en los columpios.