sábado, 24 de marzo de 2012

Volver a hablar

Volver a hablar con tu ex te recuerda, sobre todas las cosas que recuerdas, dos hechos importantes:

1.- Es un idiota
2.- El por qué te enamoraste de ese idiota.

En fin,


martes, 20 de marzo de 2012

La venganza

- Hola, le dije por teléfono, ¿nos vemos?
Me dijo que ya. Derepente él estaba desocupado. Él sabía que mi "nos vemos" es un "estoy arrecha, ¿qué haces?". En fin, no me importó.

La última vez que lo hicimos había sido cuando él tenía dieciocho y esta vez, a sus diecinueve, el seguía siendo el mismo chico que no necesitaba de tantas palabras. Yo, por mi parte, seguía siendo la misma menor de edad. Nos fuimos a un hotel bien barato que queda por la avenida larco, en miraflores, un poco lejos de nuestras casas. Pero bueno, le metí el floraso de que quería ir ahí y no a alguno de aviación o por mi casa ya que en verdad tenía muchas ganas de miraflorear porque ese es nuestro distrito.
Me creyó y fuimos.
Pedimos la habitación, le dije que yo no tenía plata y me dijo que no importaba, él pagaba, le sonreí y le dije que chévere, me sonrió de vuelta. Le pidieron documentos y él dio los suyos. Pero no permití que eso borrara mi sonrisa, yo estaba radiante para él. Hablamos mientras subimos las escaleras, me abrazaba de maneras "sensuales" y yo , bueno, normal.
Entramos al cuarto y puse el control remoto sobre la mesa al costado de la puerta.
"Un momento" me dijo y entró al baño. Siempre hacía eso, aunque aveces lo hacía después. Bueno, supongo que el orden de los factores no altera el producto.
Salió del baño y sonrió. Me besó. Sonreí a mitad del beso y él también. Lo toqué en todas partes y él hizo lo mismo. Me decía cosas al oído y yo solo sonreía. Me cansé de besarlo. Bajé por sus piernas. Me sentía mejor ahí que en sus labios.

Desordenamos la cama. Hacía todo lo que me decía que haga. Él igual. Me aburrí un poco, pero es porque pensaba en otra cosa. No lo notó. Seguimos y cuando se terminó, él estaba demasiado cansado. Me senté y él se quedó en la cama, dormía.

Esperé que ya sea tarde y me paré. Cogí su celular, su ropa, sus zapatos y lo que había en su billetera. Me rei un poco con las fotos de sus carnet's. "Cara de fumón"
Guardé sus cosas en mi mochila (le dije que la llevaba últimamente a todas partes y por eso la había traído) y la tomé. Le sonreí mientras él dormía. Qué bien me sentí. Quizás nunca me había sentido mejor. Pensé en dejarle un papel diciendo algo, pero no, muy trágico y novelesco. Simplemente me fui.
Salí del hotel. La recepcionista me miró raro. No me importó. La pensé dos veces. Me acerqué a ella y le dije "Lo siento, soy menor de edad y yo tengo que irme rápido". Me miró incrédula. Di media vuelta y sonreí. Llamé a mi papá para que me recoja, le dije que tenía hambre y compramos una bembos.
Desactivé mi celular, no me tiene en facebook o en alguna otra red social y no me puede reclamar nada si me ve o será vergonzoso y humillante para él.

Adiós y jódete.

jueves, 15 de marzo de 2012

La licuadora



Vino a mi casa a preparar el café con caramelo que había aprendido hace unos días. Yo sabía cómo hacerlo, pero quería que me sorprenda y que sintiera que me estaba enseñando algo nuevo. Ponía todos los ingredientes que había traído desde su casa y la tienda sobre la mesa mientras me abrazaba. Luego fuimos a la cocina, donde nos besamos dando paso a un incendio de sentimientos de episodios repetidos. Concluida la acción, procedimos a seguir con el proyecto que lo mantenía tan emocionado. Me daba curiosidad su emoción, no sé, lo hacía ver pequeño, frágil, más que un cuerpo.
"Eso es", pensaba, "es más que un cuerpo".
Me preguntó si sabía como poner la licuadora, yo lo intenté pero él la puso de otra manera. Comenzamos a besarnos y minutos después, la licuadora comenzó a botar compulsivamente todo el líquido batido en ella. Mi cocina se manchó completamente y había café por todo el piso.
Yo reía y pretendía estar un poco molesta. Él soltó varias risas también. Comencé a estresarme porque teníamos que limpiar todo y cada vez se derramaba más porque yo no sabía de donde provenía el hueco por donde todo el líquido caía. Saqué la licuadora, la vi, la experimente, la observé y concluí que el rubber estaba mal puesto.
"Mala suerte" le dije.
Sonrió y me dijo "Creo que no hay café para nosotros hoy".
No sé qué pasó por mi cabeza o que espectro del pasado se apoderó de mi en ese momento. Tomé los materiales que faltaban, puse bien la licuadora e hice otro batido. Él me miró sorprendido ante mi desición y sonrió al ver que tomaba el riesgo de hacerlo, así todo pueda salir mal de nuevo.
Lo que sucedió fue que me asustó cuando dijo "Creo que no hay café para nosotros hoy". Al decir la palabra "hoy", eso significaría que habría para otro día. Lo cual significa que estamos dejando ese momento para otro día. Lo cual significa que si todo acaba, hay un plan que fue dejado en el olvido, que pudo ser, que no será más, que fue, que acabo, que queda en un vacío argumentativo o en el espacio donde las cosas quedan olvidadas. Lo cual significa que cada vez que yo viera un vaso de café con caramelo pensaría inmediatamente en lo que no pude concluir, en lo que pudo ser.
Y no, no me daría el lujo de pasar por esa tormenta.

Ese día él regreso a su casa, me lavé los dientes y me acosté. Mis dedos tenían un olor dulce como el azúcar.