miércoles, 8 de febrero de 2012

Cine


Yo tengo un buen amigo con el cual han pasado cosas extrañas últimamente.  A pesar de todo, no he pensado en estar, se que se destruiría toda nuestra amistad si lo hacemos. O eso pienso yo, o eso piensa mi cerebro. Aveces creo que mi cerebro y yo somos dos diferentes seres.
En fin, desubicados y con ganas de "bueno, pero y?" decidimos ir al cine. Siempre está lo inocentón de la vida. ¿Vemos una película?. Sí, cuál es el problema. Ninguno, ninguno.
Entonces ahí estabamos nosotros. Él me recogió de mi casa y fuimos al cine.
Hablamos en el camino, conversábamos, estábamos diferentes, sí.
Llegamos al cine, no estaba la película que queríamos ver. No fue un obstáculo. Compró el las entradas. Lo cual marcó diferencia porque siempre cuando ibamos al cine cada uno pagaba su parte. En fin.
Entramos a la sala. Última fila, claro. Vimos la primera parte. Todo andaba bien. Mi mente divagaba en muchas cosas. Pero mi mente siempre divaga, por eso no le hago caso cuando al parecer divaga en momentos extraños.
Divague y divague cuando siento su presencia demasiado cerca de mi. Volteo y ahí estaba él. Mis manos tan cerca como podían estarlo lo rozaban. Nos acercamos, me dijo un par de palabras con las cuales supongo todas las chicas caen rendidas. Yo no caí . Pero me daba tan igual que no pensé en caer o no, simplemente quería lo que venga. Supongo que eso habrán pensado otras chicas también.
Le dije un par de palabras bonitas. Sonreímos. Caíamos.

El destino siempre tiene formas de decirte las cosas. Sea por las buenas, sea por las malas. Sin embargo siempre depende de si lo ves o de si lo puedes interpretar. Y en ese momento cuando ya sentía su respiración, en ese pequeño momento, la película se apagó y no hubo una sola luz en el cine.
Lo miré anonadada estando a milímetros de él y él miró a todas partes.
En eso entra una chica a la sala diciendo "Todas las luces del cine se han apagado, al parecer es un apagón general".
No lo podía creer. Él y yo nos miramos. Sonreímos y luego nos matamos de risa. Eramos los únicos de la sala que se mataban de risa ante tal incidente.
Decidimos salir de la sala y en ese momento supimos que ya todo había "fueseado".
Salimos del cine y volvimos a ser amigos. Los mismos de antes. Y supe que así todo estaba bien.

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